Redacción | 597
Martes, 07 de Septiembre de 2021
Por Pedro Rodríguez, presidente fundador de Quimeltia

Ahora toca desinfectar el aire

Al principio, no había nada y mucha gente moría contagiada o contaminada. Empezamos por lavarnos las manos, después limpiamos las superficies, más tarde purificamos el agua. Ahora toca desinfectar el aire.

 

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“Aprovechándose del desconocimiento sobre los purificadores de aire, hay algunos desalmados que venden como eficaces purificadores que no lo son”

 

Las empresas de limpieza están llamadas a convertirse en protagonistas de la desinfección del aire, práctica que se nos ha venido encima con esta pandemia para quedarse entre nosotros para siempre.

 

Publicidad de dispositivos que prometen un “espacio libre de virus” nos llega a diario, pero, ¿qué hay de verdad en esa afirmación? Los dispositivos presentes en el mercado como purificadores de aire basan su eficacia en diferentes principios, y en función de éstos deviene su eficacia, o no, y se encuentran sometidos a diferentes obligaciones reglamentarias.

 

Cualquier dispositivo ‘serio’ que se presente al mercado con una supuesta eficacia vírica debería:
   - Tener evaluada su eficacia para las operaciones para las que declara actividad, 
   - Tener evaluadas las sustancias químicas usadas y las generadas por su uso, su acción y su repercusión sobre las personas y el entorno,
   - Explicar claramente su forma de acción contra microorganismos y si se trata de un sistema físico o químico, 
   - Y, por último, hacer referencia a si está sujeto o no, y de qué manera, al Reglamento europeo de biocidas. 

 

 

¿Qué encontramos en el mercado?
La oferta que encontramos en el mercado contempla purificadores que incluyen o combinan diferentes técnicas. Cualquier técnica válida debería pasar por retener y matar el virus. 

 

Retenerlo únicamente (sistema que solo tiene filtros) no parece lo más adecuado porque en ese caso lo único que estamos haciendo es detener el virus en un habitáculo desde el que podría volver a tener movilidad y recuperar su peligrosidad. Una vez paralizado, deberíamos eliminar su actividad, bien matándolo, bien inactivándolo. Por tanto, lo primero que hay que descartar es todo aquello que no diga que elimina la acción del virus, primera necesidad en estos momentos. 

 

Particularmente creo que deberíamos ir más allá y no considerar tampoco como soluciones válidas aquellos sistemas donde no se explica claramente como se inhibe su acción y se demuestre con ensayos acreditados y certificaciones de terceros, porque, desgraciadamente, hay mucho atrevimiento en un tema tan delicado y se nos venden como eficaces sistemas que no lo son, aprovechándose los ignorantes técnicos y los desalmados de siempre, del desconocimiento de todos en este tema.

 

 

¿Metros2 o metros3?
Además, existe otra circunstancia a considerar y es el dimensionado de los equipos. No hay que fiarse en absoluto de las indicaciones que casi siempre hablan de metros cuadrados. Lo que hay que calcular son metros cúbicos. Un aparato que solo hable de metros cuadrados deberíamos desecharlo desde el primer momento. De todo lo que hemos visto en el mercado, ni el 5% está convenientemente etiquetado en cuanto a su alcance. 

 

Las normas sanitarias dicen que se debe renovar el aire de una sala entre 3 y 6 veces por hora. Extendiendo esto a la filtración, hablaríamos de filtrar ese aire entre 3 y 6 veces por hora. Pues es tan fácil como dividir la capacidad nominal del aparato, por ejemplo 600 m3/hr, por ese número de ciclos, lo que nos da que este aparato servirá para un volumen de entre 100 y 200 m3 (los metros cuadrados se calcularían a partir de este dato, teniendo en cuenta la altura de la sala).

 

 

“Los purificadores de aire más eficientes son aquellos que además de retener los virus, eliminan su actividad”

 

 

 

Técnicas para eliminar los virus
Las técnicas de retención más habituales son sistemas de filtración que incluyen filtros HEPA. Son filtros que no dejan pasar partículas mayores de un tamaño determinado. Para retener un virus hacen falta filtros HEPA 13 o superior. Como hemos dicho, una vez retenido el virus, hay que eliminarlo. Las diferentes técnicas utilizadas más conocidas son las siguientes:


- Ultravioleta confinado en lámparas. Para muchos es la mejor, más segura, si se hace bien, y más limpia. La lampara UV debe estar confinada por seguridad. Su única limitación es que para que realmente sean eficaces precisan de unos tiempos de contacto que hacen que los equipos para grandes volúmenes de aire sean mucho más caros que otras soluciones, aunque la comparación de las eficacias de unos y otros está por realizar todavía.


- Generación de radicales hidroxilo, ionización (reciben diversas denominaciones). En ellos se hace incidir radiación UV sobre óxido de titanio, zirconio u otro metal, generándose radicales hidroxilo. También entran aquí aquellos dispositivos que indican que se obtienen los radicales a partir del agua o de la humedad del aire. En este tipo de técnicas hay que vigilar bien los certificados de eficacia que demuestren la eliminación de virus. No solo vale lo que el fabricante diga, debe estar certificado. Estos equipos precisan de notificación ante el Ministerio de Sanidad (y casi ninguno del mercado la tiene).


- Tejidos filtrantes activos contra bacterias y virus. Normalmente se utilizan tejidos con Plata. Idem al caso anterior en cuanto a la necesaria certificación y comunicación a las autoridades sanitarias para poder ser comercializados. 


- Plasma: Las tecnologías basadas en plasma frío adoptan diferentes nombres, como ionización bipolar por plasma frío o a baja temperatura y otras. Actualmente este sistema no puede comercializarse en la UE dado que los subproductos que puede generar no están estudiados (sin embargo, hay equipos comercializándose con estos sistemas).


- Ozono: Como ya es sabido cualquier sistema que libere ozono no puede utilizarse en presencia de personas, lo que limita el uso del ozono para los usos que estamos estudiando.


- Otros productos químicos. Pulverizar algún biocida registrado en el Ministerio de Sanidad y con actividad virucida sobre los filtros, es una técnica que sabemos que se está estudiando y que en cualquier caso precisará de certificaciones en cuanto a su eficacia.


- Temperatura: Retener los virus en tipos de filtros específicos (por ejemplo, Guefoams, acrónimo de espumas que contienen invitados) que nada tienen que ver con los conocidos hasta ahora y que pueden soportar un incremento de temperatura suficiente para matar el virus, es una técnica patentada recientemente que nos parece la más novedosa y limpia de entre las que sabemos que se están ensayando, aunque su presentación al mercado tardará todavía algunos meses. 

 

 

Conclusión
Como vemos, no es un tema fácil, sobre todo porque el desconocimiento de lo nuevo lo impregna todo. Entre tanto, tristemente, el mercado está inundado de equipos baratos chinos o asiáticos con certificaciones falsas o inútiles para el fin que perseguimos.

En cualquier caso, recomendamos vivamente la lectura de las dos notas informativas que se han emitido de manera oficial sobre el tema y que pueden obtenerse en la página de profesionales de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, bajo los títulos ‘Nota informativa sobre dispositivos purificadores de aire y otros dispositivos’ y ‘Nota informativa relativa a dispositivos que generan radicales libres a partir de agua o aire ambiente’.


 

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